NO QUIERO QUE ME VENDAN MÁS PECECITOS DE COLORES NI CUENTOS DE HADAS
“… pongamos el hombro “, “depongamos rencores y antinomias “, “en la Asamblea no fue posible… “
Parece la letra de un canto de sirenas…
Lo cierto es que el rojo del Colegio de $2.037.686,23 no hace más que dar cuenta de la realidad: esta conducción ha generado un déficit sin precedentes en la institución que alcanza el 26% del Patrimonio neto y ha puesto en riesgo la estabilidad económica del Colegio; en la Asamblea Anual Ordinaria, ámbito natural para hacerlo, no explicaron las razones de este déficit ni los planes de recuperación. Ahora viene la difícil operación de controlar un déficit inaudito en el CTPCBA. De ahí la necesidad de recortar racionalmente todo proyecto, aunque no pensaron en no generar mayor impacto a los matriculados activos y no quiero imaginar el valor que tendrán las legalizaciones dentro de poco tiempo. Una vez más, lamentablemente, la actual conducción ha tomado decisiones sin la inclusión de la visión conjunta de quienes, de acuerdo con lo que se infiere de esta convocatoria, el CD pretende exhibir como pura oposición y hostilidad. La realidad, sin embargo ha demostrado lo contrario. Porque la toma de decisiones con relación al Colegio necesariamente debe incluir todas las posturas, y es lo que la conducción no ha hecho. Se negó a rendir cuentas con transparencia, desoyó la necesidad de control de cuentas a través de una Comisión Revisora conformada por matriculados independientes.
El CD ha tomado decisiones económicas y financieras a su libre albedrío, y con total libertad de acción, ya que nunca demostró verdadera voluntad de ofrecer documentación o estimaciones a controles internos, abortando el trabajo de la Comisión de Gestión del año 2010. Tampoco ha manifestado interés en formar una Comisión Revisora ni Fiscalizadora independiente a través de una Asamblea Extraordinaria, hasta tanto se resuelva modificar el Reglamento.
La oportunidad de explicar la "lista de acciones que hemos tomado, tendientes a superar el déficit que nos ocupa" era indudablemente la Asamblea Ordinaria Anual, cuyo objetivo es justamente rendir cuentas transparentes de la gestión y proponer el presupuesto para el próximo ejercicio. Dice la convocatoria que en "la Asamblea no fue posible" y no entiendo por qué. Estábamos allí, ávidos de explicaciones, razones, pero el desarrollo estaba pautado para discurrir algunos puntos de la memoria, aprobar el balance sin discutir, para dar paso a la extemporánea intervención de un colega cuyo único objetivo en toda la sesión fue instalar la cuestión del monto de la matrícula anual, factor de recursos esenciales para que las finanzas de la institución reciban un poco de "aire". Ahí terminó la Asamblea. No hubo oportunidad de analizar el balance ni de formular las preguntas de rigor, obviamente tampoco se llegó a analizar los desvíos entre lo proyectado y lo ejecutado y menos aún las proyecciones para el próximo ejercicio del año 2012, cuya pesada carga (déficit, juicio, honorarios y costas legales) quedará en manos de una nueva conducción.
Es hora para que la conducción haga mea culpa de sus propios errores, no endosables a nadie más que a quienes han manejado la institución conforme a su propio criterio, excluyendo otras propuestas, que de haber sido aceptadas de buen agrado y sin ver rencores y antinomias inexistentes, hubiera contribuido a facilitar tomas de decisiones razonables, sin necesidad de embarcarnos en esta crisis.
Los que asistimos a la Asamblea esperábamos recibir la explicación de lo siguiente, entre otros desvíos de fondos y recursos:
Tengamos en cuenta que estos números son al 31-agosto-2011, ya han pasado 3 largos meses y no tenemos noción de la situación financiera al día de fecha. Esta grave situación -reitero, inédita- sólo es producto de la falta de controles, de prescindir deliberadamente de la visión global, incluyente de todas las partes interesadas (conducción y matriculados independientes) para establecer y convenir prevenciones lógicas, oportunas o convenientes para la mejor realización de los gastos y recaudación de los recursos.
Como lo indica la colega Myriam Godoy Arroyo, es hora de tener una Comisión Revisora de Cuentas y un Reglamento de Contrataciones, y sólo será posible, a menos que esta conducción siga sosteniendo que se trata de “rencores y antinomias.”
La bitácora de los traductores públicos
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