Ya está probado: para los matriculados del CTPCBA que ejercen la
profesión no hay persona, evento ni objetivo con mayor convocatoria que nuestra
Ley 20.305. Es por eso que no nos sorprende la amplísima mayoría que la
defendió con su voto en la asamblea del pasado martes 21.
Lo que de alguna manera nos sorprendió fue la escasa asistencia y apoyo
que suscitó el proyecto del CD entre sus propios votantes. Esto se notó en los
días previos, en los que nadie, ni siquiera el CD, contestaba preguntas ni
cuestionamientos sobre el proyecto. El hermetismo con el que se manejó fue tal,
que aparentemente no se pidió la opinión ni se obtuvo el consenso de colegas de
su propio entorno, que callaban o tomaban distancia.
Cuando una conducción está conformada sin ningún representante de
las minorías es necesario y saludable
que se esmere en la transparencia de la gestión diaria y ante su único control,
que es la asamblea.
El martes pasado, apenas iniciada la sesión, al verse en minoría, el CD
decidió retirar el proyecto. ¿Por qué no lo hizo un día o una semana antes y
nos ahorraba tiempo y dinero? Porque en caso de tener la mayoría, no necesitaba
defender el proyecto, que se habría aprobado sin debate. No resulta
creíble que, como dijo la presidenta del Colegio en varias ocasiones, en ese
caso hubiéramos podido debatir sobre los puntos de disenso . La propia historia
y experiencia de esta conducción nos muestran cómo usan la mayoría, cuando la
tienen:
-
En la
asamblea en la que reformó el Código de Ética el oficialismo era mayoría por
unos pocos votos y rechazó automáticamente los razonamientos y cambios
propuestos, hasta que muchos de los no oficialistas decidimos la inutilidad de
nuestra presencia. El resultado está a la vista.
-
Los balances
de los últimos ejercicios fueron aprobados
por la mayoría oficialista "a libro
cerrado" y las preguntas y cuestionamientos quedaron sin siquiera plantearse
a pesar del crítico estado financiero en el que se encontraba el colegio y las
sospechas de gastos desmedidos y mal manejo de los juicios en trámite.
El martes pasado el CD nos convocó en torno a una propuesta muy alejada del
pensamiento y de los deseos de los matriculados . Esto nos debe hacer pensar a
todos, y especialmente a las autoridades, que el poder concentrado en un grupo
cerrado sin un órgano de control es una gran responsabilidad que debe ser
acompañada por una gran apertura, búsqueda de consenso y capacidad de autocrítica.
Quizás de la ineludible reflexión provocada por lo sucedido surja la
conveniencia de abrir nuevos canales de comunicación, amplios, libres y ágiles,
para que los matriculados podamos interactuar fluidamente con la conducción del
Colegio sobre los temas institucionales y que no se vuelvan a producir estos
desencuentros.
La Bitácora de los Traductores Públicos
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