Hace unos días un colega descubrió que se había eliminado en la reforma de la ley la obligatoriedad de tener título universitario de traductor público, abriendo así la posibilidad de que cualquiera se matricule como traductor público. Este error u omisión además de otros que puede contener la reforma pueden terminar con nuestra profesión. Vayamos a la asamblea a evitar que unos pocos decidan nuestro futuro profesional.
La Bitácora de los Traductores Públicos.
La Bitácora de los Traductores Públicos.
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